lunes, 24 de diciembre de 2012

No todo es economía





Acabo de escuchar el mensaje de Navidad de S.M. el Rey Don Juan Carlos y, como economista, no puedo menos que elogiar una de las ideas clave que ha querido transmitirnos a los españoles, a saber, la que da título a esta entrada. En tiempos de zozobra y de crisis, me parece muy oportuno apartarse del ya clásico "it's the economy, stupid" y recordarnos que la obsesión por lo material es perniciosa cuando tocan vacas flacas. Desde el punto de vista económico, como desde el sentido común, está bien claro que las dificultades que atraviesa España sólo podrán superarse con el esfuerzo de todos. Somos muchos los que hemos tenido que sacrificar parte de nuestra comodidad y de nuestra forma de vida, sufriendo las penurias de unas medidas de austeridad extrema, consecuencia de una situación de la que la mayoría no somos responsables, si bien es cierto que llevamos años beneficiándonos de un tren de vida que quizá no estaba acorde con nuestras posibilidades.

Esa austeridad, como ha señalado el rey, debe ser compatible con el crecimiento y ya he dicho en este espacio anteriormente que pienso de verdad que hemos dado grandes pasos para sentar las bases de un crecimiento futuro que ahora parece lejano, pero que muchos empezamos a atisbar examinando algunos datos e indicadores recientes. El esfuerzo que necesitamos exige la concordia, el consenso y la superación de las diferencias, la búsqueda en definitiva de lo que nos une, relegando a un segundo plano lo que nos separa por el bien de todos. Nuestras instituciones no son perfectas, pero han funcionado admirablemente bien durante más de treinta años. Respetemos ese acervo y no rompamos la baraja ni intentemos engañar o interpretar las reglas en beneficio propio. Somos un gran país con una historia larga y llena de motivos para sentirnos orgullosos de lo que somos. Vayamos por el mundo con la cabeza alta, con nuestra hermosa lengua por bandera, de la mano de las naciones hermanas del otro lado del Atlántico y de nuestros socios europeos, con la mayoría de los cuáles compartimos una moneda que en apenas una década ha conseguido convertirse en una de las principales divisas del mundo, por mucho que algunos agoreros quieran sacar provecho de un supuesto hundimiento de la Unión Monetaria que la sustenta, mientras quienes la compartimos damos los pasos para consolidarla.

Es Navidad y este tiempo debe ser ocasión para que luzca algo más que las luces en nuestras calles y en nuestros hogares. Hagamos que brille la generosidad frente al resentimiento, la solidaridad frente a la avaricia, el sentido común frente a la maniobra traicionera, el compromiso frente al enfrentamiento, la paz y el optimismo en lugar de la reyerta y el catastrofismo, la luz de la esperanza en fin, desterrando las tinieblas del miedo.

Feliz Navidad a todos los españoles y a nuestros amigos de todo el mundo.

J. T.


lunes, 17 de diciembre de 2012

Más Europa




Hace un par de semanas (Confianza en el futuro) expresaba mi confianza en que la situación económica iba camino de mejorar, pues, aunque tarde y un poco a trompicones, la Unión Europea estaba tomando las medidas necesarias para resolver los problemas que han hecho que nos encontremos en la situación actual, que la crisis económica mundial se haya manifestado en Europa de una forma tan virulenta. Entonces apuntaba que la decisión de poner en marcha la unión monetaria y establecer una moneda común para la mayor parte de los países miembros, una decisión política valiente en aquellos momentos, se adoptó sin establecer los mecanismos necesarios para lograr un buen funcionamiento de la política monetaria y evitar el riesgo de movimientos económicos divergentes entre los distintos países que compartimos el euro como moneda.

El acuerdo logrado la semana pasada para establecer  un mecanismo conjunto de supervisión bancaria para el conjunto de la zona euro es un paso muy importante en la dirección correcta. Es cierto que la forma en que se va a implantar no es perfecta y es lamentable que se deje a las autoridades nacionales al supervisión de algunas instituciones, pero el acuerdo en sí permite avanzar en la arquitectura de lo que sin duda llegará a constituir un sistema financiero más homogéneo y más estable. Queda por resolver la puesta en marcha de mecanismos que aseguren una mejor coordinación de las políticas fiscales. Ese paso será complicado, ya que los gobiernos de los países miembros deberán inevitablemente ceder parte de su soberanía a las instituciones europeas, lo que a su vez implica la necesidad de democratizar y hacer más transparentes esas instituciones. Sin embargo, estoy convencido de que la economía europea saldrá beneficiada y reforzada de ese proceso. Para poder sobrevivir en un mundo interconectado en el que el poder económico se concentra en las manos de grandes potencias como Estados Unidos y China, Europa debe esforzarse para poder tratar de igual a igual a esos gigantes y no podrá hacerlo dignamente mientras no cuente con las estructuras de poder y las instituciones adecuadas.

J. T.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Recortar pero con tino: la recuperación necesita al sector exterior




En la prensa española de los últimos meses se ha mencionado varias veces a Canadá como ejemplo por su éxito a la hora de abordar un programa de consolidación fiscal sin perjudicar excesivamente el mantenimiento de la actividad económica y el crecimiento. Canadá pasó en los años 90 por una situación difícil en sus finanzas públicas, con el nivel de endeudamiento público disparado, acercándose peligrosamente al 80% del PIB, superando  los tipos de interés que se veía obligada a pagar para financiarse el 5% como promedio.

Entre 1995 y 1998 se aplicó un riguroso recorte de los gastos del gobierno federal, que le permitió reducir sus gastos no financieros en cerca del 10% en sólo tres años. Evidentemente, la medicina fue dura y hubo que prescindir de muchos programas públicos, pero el resultado fue un éxito y se logró superar la situación en corto tiempo. Es cierto que las circunstancias de la economía mundial eran relativamente favorables y el mercado estadounidense, tan importante para Canadá, se encontraba en un momento de auge, pero la razón del éxito de los recortes estuvo sobre todo en la forma en que se hicieron.

En lugar de marcar un porcentaje de recorte objetivo e intentar aplicarlo por igual a todos los gastos, la metodología utilizada consistió en analizar uno a uno los programas de gasto de los distintos departamentos y concentrar los recortes en aquellos programas que claramente no respondían a una necesidad o contribuían a un objetivo claramente necesario en términos económicos. El proceso de "revisión de programas" como se denominó, aplicaba unos criterios objetivos que permitían eliminar los gastos menos necesarios.

Esperemos que el gobierno español sepa aprender de aquél ejemplo y logre separar la paja del trigo con tanto éxito como lo hizo Canadá en aquellos años, manteniendo e incluso aumentando los gastos que pueden ayudarnos a salir de la crisis y prescindiendo de aquellos que no contribuyen a ese objetivo. El sector exterior es en estos momentos de demanda interna deprimida prioritario para mantener y aumentar el nivel de producción  Pienso que reducir los recursos destinados a este fin o a atraer financiación exterior que contribuya a relanzar la inversión productiva sería muy desacertado.

Es sabido que si no fuera por al sector exterior, España atravesaría una grave depresión. Hagamos lo necesario para evitarlo. Si hay que ahorrar, hagámoslo, pero con tino, prescindiendo de lo superfluo o de lo menos necesario, no de lo que se invierte en ayudar a superar el círculo vicioso de la recesión.

JT

domingo, 2 de diciembre de 2012

Confianza en el futuro




Hace un par de días saltaba la noticia de que entre las empresas de la zona euro y de la Unión europea en su conjunto el índice de confianza ha mejorado inesperadamente en el mes de noviembre, recuperando un nivel que no se veía desde el mes de agosto. Keynes ya señalaba la importancia de los ánimos y las expectativas de los empresarios para relanzar la inversión que es imprescindible para que la producción aumente. La confianza en el futuro, en que la evolución de la situación económica será positiva, es un elemento esencial para salir de una situación de crisis como la que atravesamos. Las dificultades financieras hacen que resulte muy difícil lograr una recuperación de la actividad económica y la relajación de las tensiones en los mercados  es imprescindible para que esas dificultades cedan paso a una situación normalizada en que el dinero fluya sin obstáculos allá donde un proyecto empresarial presente posibilidades de éxito.

Con perspectiva, podemos afirmar ahora que hubo serios errores de concepto cuando se diseñó y se puso en marca la unión económica y monetaria. A tropezones, con dificultades y desacuerdos, pero con firmeza, el futuro se va aclarando y aquellos errores están en camino de ser rectificados. Los gobiernos europeos están logrando que, no sin tensiones y conflictos, se abandonen los gastos desmedidos y se ajusten los mecanismos de mercado que permitan relanzar el crecimiento con unas bases más firmes. El funcionamiento del sistema financiero exige un entorno en el que la autoridad monetaria del BCE pueda transmitir al conjunto de la eurozona sin distorsiones las señales necesarias para que el crédito y la liquidez circulen con fluidez. Esto exige reformas institucionales que van desde una mejor supervisión de la banca a la posibilidad de evitar excesivas diferencias entre los tipos de interés de la deuda de los distintos países. Ambas cosas llevan camino de resolverse en los próximos meses. Por todo ello, aunque a algunos les parezca imposible visto desde la complicada situación actual, pienso que es hora de que empecemos a pensar en que se acerca el final de la pesadilla y en que podemos confiar en el futuro.

J. T.

domingo, 25 de noviembre de 2012

España: empresas de bandera





A lo largo de los últimos 20 años, las empresas españolas han conseguido hacer notar su presencia en el mundo y hoy en día existe un gran número de compañías de origen español que se encuentran en posiciones de liderazgo internacional en sus sectores. Las empresas de ingeniería y construcción españolas se encuentran entre las mejores y más grandes compañías mundiales en la planificación, construcción y gestión de proyectos de infraestructura de transporte, energía, salud, educación, abastecimiento de agua, alcantarillado y otras infraestructuras. Estos grupos están presentes en todo el mundo, compitiendo con ventaja con las demás empresas internacionales del ramo. 



España es la sede del primer grupo de gestión de aeropuertos del mundo y es también uno de los principales países en tecnología para el control del tráfico aéreo. Las empresas aeroespaciales españolas en especial las que aplican la tecnología para el control por satélite y la de simuladores aéreos, ocupan también un puesto destacado en Europa. En energías renovables, especialmente energía eólica y solar también cuenta España con empresas punteras. El país es el mayor productor de energía eólica en Europa y se encuentra entre los primeros países del mundo en términos de capacidad instalada. España no sólo tiene una de las redes de ferrocarril de alta velocidad más largas y modernas de Europa, sino que también aporta su tecnología y gestión para la construcción del ferrocarril de alta velocidad La Meca-Medina-Jeddah  en Arabia Saudita, así como el enlace de de alta velocidad Ankara-Estambul en Turquía, ambos entre los proyectos ferroviarios de alta velocidad más ambiciosos actualmente en construcción en el mundo. 



Aunque algunas de nuestras cajas de ahorros se han visto seriamente afectadas por la crisis, España cuenta con instituciones de crédito muy sólidas y solventes. Los bancos españoles están entre los más grandes de la zona euro y entre los líderes del mundo en la banca minorista, con presencia masiva en las Américas y en toda Europa. España cuenta también las empresas líderes mundiales en ciencias de la vida, tecnologías ambientales, distribución de moda y telecomunicaciones.



Todos estos éxitos logrados por las empresas españolas, junto con las mejoras de la posición competitiva traídas por la crisis y las reformas en curso, permiten albergar la esperanza de que esas empresas sigan consiguiendo éxitos que ayuden a la recuperación de la economía de un país que ha demostrado y sigue exhibiendo por el mundo su capacidad de trabajar y hacer bien las cosas.


J. T.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Cataluña no es Quebec... ni Canadá es España




De las voces que últimamente claman por el derecho de los catalanes a optar por la independencia, son muchas las que se apoyan en el ejemplo de la provincia canadiense donde más arraigo tiene el sentimiento soberanista, la francófona Quebec. Es cierto que existen ciertas semejanzas entre ambos territorios que hacen comprensible la comparación. Los dos territorios, aunque dispares en extensión, cuentan con una cifra de población muy semejante. Tanto uno como otro albergan instituciones propias con un alto grado de autonomía con respecto al estado en el que se encuadran y los dos hacen gala de un sentimiento nacional que se basa tanto en razones históricas más o menos fundamentadas, como en sus peculiaridades lingüísticas. Quebec y Cataluña comparten también la presencia en sus respectivos territorios de un contingente importante de población inmigrante.

Aún así, comparar la situación de uno y otro en lo que se refiere a su relación con el gobierno central respectivo resulta más complicado. Para hacerlo, hay que considerar la historia y la realidad constitucional de Canadá y de España, en la medida en que las aspiraciones nacionales de ambos pueblos afectan también al resto de la población de los países en los que hoy por hoy están integrados sus territorios. Es cierto que Québec ha celebrado ya dos referéndums similares al que los nacionalistas quieren celebrar en Cataluña, pero la diferencia está en que la Constitución canadiense no establece ninguna restricción a una consulta de este tipo. Canadá nació como una confederación y nunca estableció entre las reglas del juego de la misma la forma en que habría que proceder si alguno de sus territorios quisiera abandonarla. Tras las dos consultas perdidas por los soberanistas, la primera por amplio margen y la segunda por sólo unos millares de votos, el Tribunal Supremo Federal dictaminó que si en un referéndum de esa naturaleza, con una pregunta clara, triunfara la tesis secesionista, el resto de Canadá tendría la obligación moral de tenerlo en cuenta. Eso no significa, sin embargo, que la secesión se produjera en ese caso de una forma automática. Para llegar a ella, según ese dictamen, habría que pasar por una negociación larga y complicada en la que se establecieran las condiciones del acuerdo de separación.

La Constitución Española de 1978 nació en unas circunstancias en las que existía el temor fundado de que un referéndum convocado por una comunidad autónoma pudiera tener efectos desestabilizadores peligrosos para la consolidación de la naciente democracia. La exigencia de que cualquier consulta realizada por iniciativa de un gobierno local o regional cuente con la autorización del Congreso y sea convocada por el Rey forma parte del pacto constitucional en el que participaron los partidos catalanes que ahora propugnan una consulta soberanista. Los catalanes, como todos los españoles, tienen la obligación de respetar la constitución y cumplir lo que acordaron en su día. Si piensan que no tiene sentido esa limitación constitucional en las actuales circunstancias, deberían negociar con el gobierno central la celebración de la consulta que plantean o una reforma del texto constitucional que les permitiera tomar esa iniciativa. En todo caso, si tal consulta se celebrase y el resultado fuera favorable a sus tesis, no tendría sentido que consideraran eso suficiente para llegar a la separación, sino que esta sólo podría hacerse realidad mediante un acuerdo con el resto de España.

En democracia, las reglas de juego del estado de derecho deben ser respetadas. Un acto de secesión unilateral no es concebible ni deseable en la Europa del siglo XXI. El Reino Unido nos está dando una lección en este sentido por la forma en que se está tratando el problema escocés, pero si eso es posible es porque los escoceses no se han planteado nunca romper la baraja y aceptan seguir las reglas del juego democrático.


J.T.

martes, 13 de noviembre de 2012

Desde el frío con calor



Canadá se prepara para el largo y frío invierno. Hace unos días se cumplió mi primer año en estas latitudes. Trabajo desde aquí para apoyar y ayudar a las empresas españolas en sus negocios. Ver desde lejos lo que ocurre en España me preocupa, pero aún me inquieta más ver la forma en que los medios, españoles e internacionales, destacan siempre las noticias negativas y se niegan a fijarse en cualquier dato esperanzador. Einstein decía que las crisis son también oportunidades para empezar de nuevo con bases más sólidas. Para iniciar estas reflexiones con una nota cálida y optimista, reproduzco un excelente vídeo que está circulando por la red y que puede ayudar a vislumbrar esa luz al final del túnel que todos anhelamos.

J.T.